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Tom Rider, ex empleado del Circo Ringling, revela el maltrato animal


Un ex empleado del Circo Ringling lo acusa de causar daños a los animales, según declaraciones durante la rueda de prensa en Sevilla para presentar la campaña contra el circo y su llegada a España. El Correo de Andalucía / AnimaNaturalis
"Me llamo Tom Rider. Trabajé en el Circo Ringling entre 1997 y 1999 y mi trabajo diario consistía en vigilar constantemente a los elefantes. Pude ver cómo cada día los elefantes, tigres, o leones eran golpeados con los puños, un abuso diario y sistemático que incluía enormes garfios. Los elefantes estaban encadenados 22 horas al día: sólo se les liberaba a la hora del espectáculo o cuando llegaban los medios de comunicación. Acaban con atrosis y problemas de movilidad".

Éste es el testimonio de un cuidador de elefantes arrepentido de haber trabajado en el Circo Ringling, que ayer acompañó durante la rueda de prensa en Sevilla, a las asociaciones Animal Defenders International (ADI) y AnimaNaturalis, así como a Los Verdes, en su denuncia contra el maltrato a los seres vivos que en su opinión practica el circo norteamericano.

"Dije basta", continúa Rider, "cuando, de gira en Alemania, vi dejar morir a dos tigres simplemente porque su dueño había decidido dejarlos de alimentar". "Me despedí de mis elefantes, volé a Londres y lo denuncié al Daily Mirror". El caso ha acabado en la Corte Suprema de EEUU, que aún no ha dictado sentencia. "Nunca he pegado a un animal. Desde el principio dije que no lo haría y me encargaron de su alimentación y limpieza", concluye este ex empleado del circo, quien se dirige a sus ex colegas de todo el mundo: "Contactad en secreto con las asociaciones en defensa de los animales para evitar hábitos de domesticación como apartar a los elefantitos de su madre y encadenarlos de las cuatro patas para doblegar su carácter".

Un estudio de ADI "realizado durante diez años con informantes infiltrados en 30 circos", señala su portavoz Alexandra Cárdenas, destaca daños provocados por el confinamiento, los métodos de control violento e incluso por el estrés del contacto de presas y depredadores en la naturaleza forzados a vivir barrote con barrote.

Un portavoz del circo, Jason Gibson, negó todas estas acusaciones. Sin embargo, el circo Ringling no permitió el acceso a el periódico El Correo de Andalucía, a las jaulas de los animales.
Fuente: www.circos.org

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